Análisis Programa del curso

INTRODUCCIÓN

El tema que elegimos para trabajar fue el ensayo que consiste en la interpretación de un tema (humanístico, filosófico, político, social, cultural, deportivo, etc.) sin que sea necesario usar un aparato documental, de manera libre, asistemático y con voluntad de estilo.
Se trata de un acto de habla perlocutivo. El contenido de la investigación se trata de: La evaluación en el contexto educativo, a partir de esto se desarrollaran 6 ítem para tener más claridad acerca del tema, para esto nos basamos en varios libros tales como: evaluación de programas centros y evaluaciones, Evaluación Sistemática (guía teórica y práctica), "Evaluación de los aprendizajes” entre otros. Escogimos este tema por qué nos pareció importante saber en que consiste evaluación en el contexto educacional de esta forma respondemos a las interrogantes tales como el concepto, la evolución, las perspectivas actuales de este tema, cada ítem presenta un informe detallado, claro y conciso en el que se citan autores quienes se refieren a los temas con un punto de vista más profesional. Esperamos que al fin de este informe logren una apreciación mas significativa de lo que la evaluación significa para la educación.
Nuestro ensayo se basa en: 60% de análisis
20 % de resumen
20 % comentario


LA EVALUACIÓN EN EL CONTEXTO EDUCATIVO

Importancia de la evaluación en el campo educativo.
La evaluación debe servir de ayuda para elevar la calidad del aprendizaje y aumentar el rendimiento de los alumnos.
El proceso didáctico, como todo sistema estructurado, está establecido en tres elementos fundamentales: Entradas o Preparación, Proceso o Realización y Salidas o Resultados. Como todo proceso, igualmente lleva a la par otro proceso de evaluación continua que permite en cada fase anteriormente señalada el recibir datos sobre su funcionamiento y disponer en su caso de los elementos de mejora o rectificación necesarios. Es lo que se denomina feed-back o realimentación.
La evaluación educativa ha nacido y se ha desarrollado en el siglo XX al amparo de la Psicología Experimental. Se la concibe como una actividad sistemática integrada dentro del proceso educativo, y su finalidad es la optimización del mismo. Tiene por objeto proporcionar la máxima información para mejorar este proceso, reajustando los objetivos, revisando críticamente planes, programas, métodos y recursos, facilitando la máxima ayuda y orientación a los alumnos.
Asimismo, permite elevar la calidad del aprendizaje y aumentar el rendimiento de los alumnos; de esta manera la evaluación hasta entonces considerada como un acto meramente sancionador, se convierte en un acto educativo.
La evaluación educacional, según Daniel Stuffebeam, "es el proceso de delinear, obtener y proveer información para juzgar alternativas de decisión".
Según Pedro Lafourcade "es una etapa del proceso educativo donde se ponderan los resultados previstos en los objetivos que se hubieran especificado con antelación.
En iguales parámetros cabe situar la definición de De Ketele (1980), para quien "evaluar significa examinar el grado de adecuación entre un conjunto de informaciones y un conjunto de criterios adecuados al objetivo fijado, con el fin de tomar una decisión".
De modo que, ambos aspectos, el de" juicio" y el de “toma de decisiones" intervienen en la evaluación educativa, aunque adquieren mayor o menor preponderancia según los casos.
Por lo tanto consideramos a la evaluación como una actividad mediante la cual, en función de determinados criterios, se obtienen informaciones pertinentes acerca de un fenómeno, situación, objeto o persona, se emite un juicio sobre el objeto de que se trate y se adoptan una serie de decisiones referentes al mismo.
De tal manera que en este contexto, la evaluación educativa, si se dirige al sistema en su conjunto, o a algunos de sus componentes, responde siempre a una finalidad, que la mayoría de las veces, significa tomar una serie de decisiones respecto del objeto evaluado.
Por lo anteriormente expuesto, la finalidad de la evaluación es un aspecto sumamente importante de ésta, ya que determina el tipo de informaciones que se consideran pertinentes para evaluar, los criterios que se toman como punto de referencia, los instrumentos utilizados y la ubicación temporal de la de la actividad evaluativa.
Además, es importante señalar que cualquiera sea la definición que se elija referida a la evaluación, siempre supone una referencia al objeto evaluado y a los criterios que se utilizan como referentes. (Coll, 1980).
Asimismo, es pertinente destacar que la coincidencia fundamental entre los autores, es que todos ellos consideran a la evaluación como un proceso. El mismo comienza mucho antes de administrar la prueba y finaliza mucho después.
Cuando Scriven (1967) integra de lleno la Evaluación en el proceso de enseñanza y aprendizaje tomado en su globalidad, distingue entre evaluación formativa y evaluación sumativa. Este tema ha sido profundizado por Bloom, Hastings y Madaus (1971, 1981) quienes agregan una nueva categoría, la evaluación diagnóstica o inicial. Cabe señalar que estos tres tipos de evaluación no se excluyen, al contrario son complementarios, y cada uno desempeña una función específica en el proceso de enseñanza y aprendizaje

Concepto de evaluación: dimensión cuantitativa y cualitativa.

La evaluación es una actividad sistemática y continua como el mismo proceso educativo, un subsistema integrado dentro del propio sistema de la enseñanza y tiene como misión especial recoger información fidedigna sobre el proceso en su conjunto para ayudar a mejorar el propio proceso, y dentro de él, los programas, las técnicas de aprendizaje, los recursos, los métodos y todos los elementos del proceso.
¿Evaluación cuantitativa o evaluación cualitativa?
Este dilema parece estar más resuelto ahora que algunas décadas atrás. La polarización que se había instalado entre ambos enfoques no parece lícita, dado que la cantidad y la calidad aluden a diferentes dimensiones de lo real.
La primera es tangible, fácil de mensurar. La calidad es difícil de medir, ya que su definición no es unívoca. Como dice Habermas, "la calidad escapa a nuestras palabras y mora en las cosas. Es tan cierto que existe cuanto que es difícil de captar".
La fragmentación y la polarización de los enfoques no nos ayudan cuando el propósito de construir un sistema de evaluación no apunta solamente a ejercer un control sobre la calidad de la educación, sino a desarrollar un proceso evaluativo que nos permita interiorizarnos mejor de las motivaciones, intereses, actitudes, recursos, condiciones y acontecimientos escolares que interactúan para producir y dar forma al conocimiento.
No cabe duda de que conocer el comportamiento de los indicadores cuantitativos del funcionamiento del sistema educativo del país, en un tiempo dado y en su evolución histórica, siempre es necesario.
Los índices de incorporación, matriculación, promoción, repetición y abandonos facilitan importantes análisis y decisiones políticas basadas en su conocimiento. Pero no podemos desconocer que las exigencias actuales se centran en la necesidad de contar con indicadores que expresen los niveles de calidad del sistema.
Para satisfacer esta exigencia se requiere producir un tipo de información distinto. Su adecuada captación y su elaboración dependen de la aplicación de otras metodologías y procedimientos para evaluar.
El enfoque cuantitativo no hace referencia a la realidad del currículum enseñado, sino que, por lo general, parte del currículum prescripto y a partir de él estima la conformidad o no de los resultados a la norma instituida.
El enfoque cualitativo, por su propia metodología, puede tomar en consideración el currículum efectivamente enseñado, la especificidad de la gestión institucional con relación a la interpretación que se hace de los saberes aprendidos por el alumno y las variables contextuales más amplias en su carácter de condiciones para la enseñanza y el aprendizaje. En esta interpretación compleja de la acción educativa evaluada, el enfoque cualitativo nos conecta más directamente con la realidad institucional, la curricular y la práctica docente reflejada en las estrategias cognitivas de los alumnos cuando producen sus respuestas en las pruebas que se les toman.
C. Gutiérrez, al hacer referencia a dos paradigmas complementarios del campo de la metodología de la ciencia, afirma:
Uno de los paradigmas correspondería al método heurístico; el otro, al método positivo. Los dos paradigmas, complementarios en el sentido de la disyunción, no en el de la conjunción, serían dos vías alternativas hacia el dominio de la realidad. Los dos enfoques serían importantes y necesarios. Habría que usar los dos, especialmente por su tendencia a contrarrestar los posibles excesos de cada uno: el peligro de inflación verbal o especulación sin garantía, por un lado; el peligro de depresión intelectual, anulación del impulso heurístico, por el otro. Sería bueno que todos tratáramos de cultivar ambos enfoques simultáneamente ya que, como el economista político diría, aunque la inflación es siempre preferible a la depresión, debemos evitar ambas.
Por otra parte, la evaluación cualitativa tiene que promover un fenómeno participativo, de modo que paulatinamente aquélla se gestione por iniciativa "de adentro para afuera" como forma factible de un auténtico mejoramiento de la calidad de la educación en sus múltiples dimensiones de expresión.
La evaluación pasa por su práctica; por ello es necesario un tiempo de "convivencia pedagógica" en la escuela para que los evaluadores externos e internos lleguen a disponer del marco conceptual e instrumental que permita complementar las informaciones que cada uno ha de aportar al sistema global.
Como señalan Cook y Reichardt, para una comprensión completa de una evaluación, ésta tendría que realizar al menos tres tareas: comprobación, valoración del impacto y explicación causal. Se trata de una gama muy amplia de tareas que, para ser eficazmente atendidas, requerirán quizá el empleo de métodos tanto cualitativos como cuantitativos. Aunque no de un modo inevitable, puede suceder a menudo que la comprobación sea realizada con mayor eficacia conforme a un método cualitativo, que la valoración del impacto se realice con mayor precisión mediante métodos cuantitativos y que la explicación causal se obtenga de mejor manera a través del empleo conjunto de métodos cuantitativos y cualitativos.
En consecuencia, la combinación flexible de ambos enfoques -para atender a las múltiples necesidades de información del sistema educativo- contribuye a corregir los sesgos que, inevitablemente, presentan los métodos cuantitativos y cualitativos cuando se los usa en forma separada. Pero debemos precisar que esta última recomendación no es fácil de seguir. Actualmente la cuestión estriba en conocer mejor ambos paradigmas, sin hacer la caricatura de ellos, como sucede cuando se describe la polarización a que conlleva optar por uno u otro.
Diríamos en rigor que, tal vez, estemos en el trance de elaborar una nueva metodología que se apoye en una dialéctica entre dos desarrollos divergentes para establecer, al fin de cuentas, el grado de su complementariedad sin eximirnos de asumir su conflictualidad, tarea segura pero prometedora como asegura Hadji (1992).

Evolución del concepto de evaluaciónE

Resulta ineludible revisar los antecedentes previos de la evaluación para poder disponer de una idea clara sobre su conceptualización actual. Es tarea, pues, necesaria, no resulta fácil a la luz de la proliferación de información disponible sobre el particular y, más aún, no siempre coincidente. No se trata de realizar, en el contexto de este trabajo, un estudio histórico propiamente dicho sobre evaluación, sino sencillamente ilustrar tal evolución a partir de hitos más significativos con incidencia directa en la concepción evaluativo sobre los procesos de enseñanza-aprendizaje, con repercusiones indirectas en la práctica de la evaluación..
Cabe significar, igualmente, que disponemos en este momento de síntesis bastantes ilustrativas sobre la historia de la evaluación (Guba y Lincoln ,1982, Cabrera y Espín, 1986, Strufflebean y Shinkfield,1987, Garante,1989 por citar algunos ejemplos), Si bien no existe univocidad a la hora de articular los períodos o épocas históricas evaluativos, si que existe coincidencia a la hora de significar que el fenómeno evaluativo en educación apenas cuenta con un siglo de tradición de ahí, también, que podamos considerar la evaluación como tal es joven, a la par que se puede justificar con la falta de cultura y tradición en nuestros contextos de actuación practica.

Perspectivas actuales de la evaluación en la Reforma Educacional

• El punto de partida: Los objetivos fundamentales y contenidos mínimos obligatorios:
Al analizar los nuevos planes y programas de estudio para la educación general básica y para la enseñanza media, y advertir el importante cambio que éstos significan con respecto, tanto a la concepción educacional subyacente, como a los aprendizajes que se espera que los alumnos alcancen, no podemos dejar de preguntarnos qué tendría que hacer el profesor para que el cambio efectivamente se consiga. En otras palabras, cómo hacer que sus prácticas pedagógicas funcionales dentro de una concepción tradicional de la enseñanza - aprendizaje y para otro tipo de expectativas de logro sean efectivas, de modo tal que su trabajo con los alumnos pueda conducir a éstos a desarrollar las capacidades, competencias y valoraciones que constituyen la esencia de lo que los nuevos planes y programas proponen.
¿Cuáles son, en concreto, los cambios a que nos referimos? El currículo, expresado hasta ahora en planes y programas de estudio que incluían un conjunto de objetivos generales y específicos y con fuerte énfasis en los contenidos que conducían a su consecución, ha pasado a estructurarse principalmente sobre la base de conocimiento disciplinarios, habilidades y actitudes que los alumnos deben desarrollar, definidos en respuesta a los requerimientos que la sociedad contemporánea - con su nuevas formas de comunicarse, de producir y de organizarse - plantea al sistema escolar. Estas demandas tienen su traducción en los objetivos fundamentales y contenidos mínimos obligatorios (OF/CMO), que constituyen el marco de referencia para la elaboración de los nuevos planes y programas de estudio por cuanto representan acuerdos que la sociedad chilena ha adoptado en cuanto a la formación que considera deseable y posible para sus educando.
Rodríguez, a partir de un análisis de los objetivos fundamentales, plantea que estamos frente a una redefinición del qué enseñar, es decir, se ha modificado lo sustantivo del currículo y estas modificaciones obligan reexaminar el proceso de enseñanza - aprendizaje, centrándolo en el protagonismo de los alumnos, en la elaboración de sus propios conocimientos, más que en el del profesor, como tradicionalmente ocurría. Estos cambios de enfoque implican, necesariamente, cambios no sólo en las formas como enseñamos, sino también como evaluamos a nuestros alumnos. Específicamente, este documento se va a referir a conceptos, funciones y prácticas evaluativas, con la intención de mostrar alternativas de evaluación que sean coherentes con la nueva propuesta curricular que se ha definido para el sistema.
• Repasando el concepto de evaluación:
Los cambios a que nos hemos referido antes, ¿significan también que ha variado el concepto de evaluación que manejamos? La respuesta es que en lo fundamental no hay cambios, aún cuando hay diferencias importantes en el énfasis que tradicionalmente hemos dado a algunos de los componentes y, principalmente, a las funciones que asignamos a la evaluación dentro el proceso educativo.
En términos generales, la evaluación será siempre un juicio que emitimos sobre una realidad determinada, articulando alguna idea o representación de lo que debería ser, con un conjunto de datos acerca de esa realidad (Hadji, 1992), o, siguiendo a Benavides (1985), un enjuiciamiento de lo fáctico a la luz del "deber ser". El profesor que evalúa no es, pues, ni un simple observador que describe cómo son las cosas, ni alguien que prescribe como deberían ser, sino un mediador que establece un vínculo entre lo uno y
lo otro. Cualquiera que sea el propósito de la evaluación, el evaluador siempre necesita de un marco de referencia que le permita "leer" la realidad para decir algo sobre ella basándose en ese marco de referencia.
Lo esencial de la evaluación, entonces, sería pronunciarse sobre alguna situación en función de algún criterio que representa el deber ser. Son estos criterios los que permiten formular juicios, ya sea que se trate de verificar la presencia de algo o el grado en que ese algo se presenta, de seguir la trayectoria de algo o de juzgar su valor. Evidentemente, los criterios están sometidos a los condicionamientos que les imponen el tiempo y el lugar en que se dan.
Desde el momento en que concebimos la evaluación como un juicio que se formula en función de algún criterio que deriva de un sistema de valores, debemos reconocer que para llevarla a cabo es preciso atender tanto los aspectos técnicos como los aspectos éticos que ella involucra.
La evaluación escolar se ha centrado tradicionalmente en los alumnos, que, en la práctica han sido los únicos evaluados en la escuela. Al respecto, y según M.A. Santos Guerra (1996), "hay que evitar a toda costa hacer de la evaluación un instrumento de dominación. Este sentido vertical y descendiente desvirtúa y empobrece sus funciones. Por el contrario, hay que hacer de ella un proceso de diálogo, comprensión y mejora de la práctica educativa. Esto se consigue con una práctica evaluadora depurada éticamente, con una metaevaluación rigurosa y con un control democrático de ambas.
• Los cambios en evaluación que derivan de los nuevos planes y programas de estudio:
¿Cómo se aplica esta conceptualización general de la evaluación a los desafíos que nos plantea la Reforma Educacional actual, con sus nuevas expectativas de aprendizajes para los alumnos y, consecuentemente, con un enfoque pedagógico diferente?
El cuadro siguiente sintetiza las principales diferencias entre la evaluación concebida dentro, de un paradigma tradicional y una evaluación que podría satisfacer mejor las demandas de los planes y programas de estudio actuales. Con el propósito de destacar las diferencias, en el cuadro se contrastan características en forma muy simplificada, sin entrar en los matices que son propios del hecho educativo.

• La evaluación en un enfoque tradicional de enseñanza y en el enfoque que subyace al currículo actual:
Enfoque tradicional Enfoque actual
Todos los alumnos aprenden de la misma manera de modo que la enseñanza y la evaluación se pueden estandarizar. No existen alumnos estándar. Cada uno es único y, por lo tanto, la enseñanza y la evaluación deber ser individualizada y variada.
La mejor forma de evaluar el progreso de los alumnos es mediante pruebas del papel y lápiz. Variados procedimientos que incluye, entre otros, la observación, proyectos y trabajos de los alumnos, las carpetas que los alumnos crean y mantienen, pruebas de papel y lápiz, muestran un cuadro más global del progreso del alumno.
La evaluación está separada del currículo y de la enseñanza; esto es, hay tiempos, lugares y métodos especiales para ella. Los límites entre currículo y evaluación se confunden; la  evaluación ocurre en y a través del currículo y en la práctica diaria.
Existe un cuerpo de conocimiento bien definido que los alumnos deben dominar en la escuela y que deben ser capaces de demostrar o reproducir en una prueba. El fin principal de la educación es formar personas capaces de aprender durante toda su vida y la evaluación contribuye a ello.
Al diseñar un procedimiento evaluativo, la eficiencia (su facilidad de corrección, de
cualificación, de aplicación) es la consideración mas importante. Al diseñar un procedimiento evaluativo, importan principalmente los beneficios que éste puede tener para el aprendizaje del alumno, esto es, su validez consecuencial.
Tanto la enseñanza como el aprendizaje deben centrarse en los contenidos curriculares y en la adquisición de información. La enseñanza y el aprendizaje deben centrarse en el proceso del aprendizaje, el desarrollo de habilidades de pensamiento y en la comprensión de las relaciones dinámicas entre los contenidos curriculares y la vida real.
Una enseñanza exitosa prepara al alumno para rendir bien en pruebas diseñadas para medir sus conocimientos en distintas materias. Una enseñanza exitosa prepara al alumno para vivir efectivamente durante toda su vida; por lo tanto se centra en enseñar para transferir el aprendizaje mas allá del aula, hacia la vida diaria.

La comparación anterior sugiere que los cambios más importantes en evaluación podrían resumirse como sigue:
• Se incrementa el rango de las capacidades, habilidades y actitudes que se evalúan;
• Se amplía el repertorio de instrumentos y procedimientos de evaluación; Se enfatiza la importancia de la retroinformación que la evaluación puede dar al proceso formativo;
• Se acepta la participación de otros agentes - además del profesor - en la evaluación, principalmente la del propio alumno y de sus compañeros (autoevaluación, evaluación de pares);
• El profesor pasa a tomar un rol más activo, en el sentido que planifica sus evaluaciones con mas orientación pedagógica que reglamentaria, conviene con los alumnos sobre procedimientos evaluativos y formas de aplicarlos, dentro de disposiciones reglamentarias menos rígidas; atiende a necesidades e intereses individuales, aplica criterios formativos en forma flexible;
• La evaluación se da naturalmente como parte del quehacer diario y no se considera una interrupción molesta del proceso de aprender.
Lo antes expresado no significa que deberíamos olvidar todo lo que aprendimos sobre los instrumentos de medición que nos dan información para formular juicios valorativos sobre el trabajo de los alumnos. Ni, en términos generales, en lo que respecta a la necesidad de fundar nuestros juicios sobre evidencias válidas, ni, específicamente, en cuento a los tipos de instrumentos que aprendimos a elaborar. Solo que en el caso de las capacidades, competencias, habilidades y actitudes que el sistema educacional ha definido ahora, y dentro del enfoque pedagógico que nos orienta, las pruebas de papel y lápiz, adecuadas para los contenidos factuales que enfatizaban los currículos anteriores resultan insuficientes. Esto significa que debemos ampliar nuestras fuentes de información, incorporando procedimientos evaluativos adicionales, o bien, cambiando algunas de las características de los que tradicionalmente hemos aplicado.
Con respecto a los criterios para interpretar las informaciones sobre los alumnos y para juzgar su desempeño, en una escuela centrada casi exclusivamente en el conocimiento enciclopédico, cuyo referente principal son las disciplinas; la función básica de la evaluación ha sido la selección de los alumnos más preparados para proseguir estudios universitarios, mediante un proceso que se caracteriza por ser sancionador y calificador. Su propósito se ha limitado a verificar el grado en que los alumnos han conseguido los objetivos previsto para cada nivel escolar.
Las evidencias que arrojan los instrumentos de medición se juzgan en función del rendimiento del grupo o de criterios absolutos: la mayoría de las veces mal definidos y comunes para todos los alumnos (por ejemplo 60% para el 4) y los juicios resultantes se expresan por medio de una nota. El resultado final, del semestre o del año, es una calificación que se supone representa el nivel en que el alumno ha conseguido los objetivos de la asignatura, calificación que normalmente se calcula promediando de algún modo las notas parciales obtenidas durante el período.
Si, en cambio, cambiamos nuestro referente psicopedagógico en el sentido que estamos proponiendo y en concordancia con los propósitos formativos de los nuevos planes y programas, el proceso seguido por el alumno y su progreso personal, pasan a ser los objetos principales de la evaluación y su función más importante, la de constituirse en una ayuda para lograr la formación integral de cada joven, de modo tal que el proceso formativo no apunta sólo al aprendizaje de contenidos factuales, sino que su objetivo es el desarrollo de las capacidades individuales de los educando, como señaláramos al comienzo de este documento.

Interrogantes del proceso evaluativo.

Tipos de evaluación

La evaluación puede clasificarse según el propósito con el que se realiza, es decir que responde al PARA QUÉ y está relacionado con la oportunidad CUANDO se evalúa.
De modo que puede ser: Evaluación diagnóstica o inicial, Evaluación formativa o de proceso y Evaluación sumativa, final, integradora o de resultado.

• La evaluación continua
Se llama evaluación continua a la que engloba todo el proceso de aprendizaje, y se refiere tanto al profesor, al alumno o a la marcha del proceso. La evaluación continua contempla tres fases en su proceso:

1. Evaluación diagnóstico o inicial
Es la determinación de la presencia o ausencia en un alumno de capacidades, habilidades motrices o conocimientos. En ella se recibe también información sobre la motivación del alumno, sus intereses, etc.
Es la determinación del nivel previo de capacidades que el alumno tiene que poseer para iniciar un proceso de aprendizaje y la clasificación de los alumnos por medio de características que están relacionadas con formas de aprendizaje. Mediante la evaluación se determinan las causas fundamentales de las dificultades en el aprendizaje.
La evaluación diagnóstico se realiza al principio de una etapa de aprendizaje, o cuando hay dudas, durante el proceso de que un alumno tiene cualquier tipo de dificultad. Puede realizarse tanto al principio de curso, como al principio de cualquier núcleo temático, o semana, o día. Es conveniente estar en situación continua de diagnosis.
2. Evaluación formativa o de proceso
Se caracteriza por no tener calificación, sino una apreciación de la calidad del trabajo académico realizado, pues es la que nos permite determinar en cada segmento o tramo del Curso o Carrera los resultados obtenidos, para realizar los ajustes y adecuaciones necesarias para llegar al éxito, con la excelencia que demanda la sociedad actual en estos tiempos posmodernos.
Así podemos afirmar que, la evaluación formativa, tal como se la ha caracterizado anteriormente, posibilita una doble retroalimentación. Por un lado, indica al alumno su situación respecto de las distintas etapas por las que debe pasar para realizar un aprendizaje determinado; y por el otro, indica al profesor cómo se desarrolla el proceso de enseñanza y aprendizaje, así como los mayores logros y dificultades de los que aprenden.
Es decir que el concepto de evaluación formativa nos remite a una caracterización dinámica de la situación educativa, en la que ocurren modificaciones e interacciones de todo tipo entre los elementos que la configuran.
Por lo que en este tipo de evaluación, no todo está dicho previamente ante la puesta en práctica de una secuencia didáctica, así como tomar conciencia, de que no siempre el proceso instructivo consigue sus fines indefectiblemente.
De esta manera, la evaluación formativa se ajusta al paradigma de investigación que considera a la enseñanza como un proceso de toma de decisiones y al docente como al profesional encargado de adoptarlas (Pérez Gómez, 1983; Shavelson y Stern, 1981).
La elaboración de estrategias de evaluación formativa no tiene un único marco conceptual. Cada teoría del aprendizaje puede ser utilizada como marco teórico a partir del cual se pueden establecer estrategias coherentes de evaluación formativa.
De manera que, este tipo de evaluación se convierte en un elemento muy relevante de la ayuda pedagógica que los profesores proporcionan a los educandos PROTAGONISTAS de su propio aprendizaje, para que éste resulte lo más significativo posible.
De este modo el docente, luego de la interpretación de los datos de este tipo de evaluación, podrá decidir acerca de la revisión de un tema o de la reiteración en la enseñanza del mismo si fuera necesario, la recomendación de bibliografía o información de punta para reforzar algún aprendizaje y poder continuar con otros.
Este tipo de evaluación debe tener una significación especial para los docentes, ya que constituye la base para el mejoramiento de la calidad de enseñanza que brinda .Además debe transmitir adecuadamente los resultados de la evaluación para estimularlo al aprendiz, ayudarlo a apreciar sus cambios y a progresar al autoaprendizaje.
Por último, la evaluación formativa, como se articula en el mismo proceso de enseñanza y aprendizaje, se convierte en un instrumento importante de regulación del mismo y no se lo puede disociar del marco referencial desde el cual se lo analiza.
Pues, no sólo proporciona datos sobre los progresos que van realizando los cursantes, sino también acerca de la adecuación de los procesos didácticos que se instrumentan para concretarlos, así como la pertinencia de los elementos que configuran el currículo, su organización y las vinculaciones que se realizan con el contexto.
Todo lo cual colaborará para el crecimiento personal del estudiante.

3. Evaluación Sumativa o final

Es la que certifica que una etapa determinada del proceso, pequeña o grande, se ha culminado o la que se realiza cuando se deben tomar decisiones en caso de competencia entre varias personas: puestos limitados, oposiciones, etc.
Se produce al final de una etapa, día, semana, mes o curso escolar, o al comienzo de una situación en la que hay plazas limitadas.
La evaluación se conformó históricamente como un instrumento ideal de selección y control. Con ella se trató de concretar formas de control individual y su extensión a formas de control social.
En el siglo pasado aparece como actividad y técnica cuyo nombre fue examen, que pretendía valorar los conocimientos que poseían los alumnos después de la enseñanza impartida. De la misma manera, se denominó a la habilidad para relacionar y aplicar las adquisiciones logradas por los aprendices y la adecuada exposición de las mismas.
Constituye así un valioso instrumento didáctico para controlar el aprendizaje que realizan los alumnos y además un medio de información de la manera en que se desarrolló la actividad académica para revisarla y reorientarla.
Ya en el siglo XX aparece el término test reemplazando al de examen.
El test es considerado entonces, como un instrumento científico válido y objetivo, que podría determinar una infinidad de factores psicológicos de un individuo, como la inteligencia, las aptitudes e intereses y el aprendizaje.


CONCLUSIÓN

Podemos concluir que la evaluación en el contexto educativo sirve de ayuda para elevar la calidad del aprendizaje y aumentar el rendimiento de los alumnos.
El proceso didáctico, como todo sistema estructurado, está establecido en tres elementos fundamentales:
• Entradas o Preparación,
• Proceso o Realización
• Salidas o Resultados
Como todo proceso, igualmente lleva a la par otro proceso de evaluación continua que permite en cada fase anteriormente señalada el recibir datos sobre su funcionamiento y disponer en su caso de los elementos de mejora o rectificación necesarios. Es lo que se denomina feed-back o realimentación.
Además permite elevar la calidad del aprendizaje y aumentar el rendimiento de los alumnos.
Este informe se basó en citas a autores expertos y reconocidos en el ámbito educacional, utilizamos libros como: "Evaluación de los aprendizajes”, Evaluación Sistemática (guía teórica y práctica) entre otros.
Para finaliza mencionaremos que gracias a este informe de análisis de programa elaborado como un ensayo, logramos dar respuesta a interrogantes como el concepto, la evolución, las perspectivas actuales de este tema, con un análisis minucioso y detallado en relación a la evaluación en el contexto educativo.
Sin lugar a dudas la evaluación es fundamental para el ámbito educativo, pues permite reconocer falencias y dar soluciones a tiempo. En el marco general podemos encontrar:
• Evaluación diagnostica, la cual nos permite recopilar los conocimientos previos de los estudiantes y no requiere calificación.
• Evaluación formativa, que nos permite evaluar falencia y responder a dudas, tampoco es necesario que sea calificada
• Evaluación Sumativa, la cual se realiza al final de una unidad y esta si requiere de calificación, puede ser por medio de una prueba, una disertación u otro instrumento.


RESUMEN FINAL

Este informe elaborado a manera de ensayo consta de análisis, resumen y comentario.
Se basa en citas a importantes autores expertos en la evaluación como las siguientes:

Importancia de la evaluación en el campo educativo

La evaluación educacional, según Daniel Stuffebeam, "es el proceso de delinear, obtener y proveer información para juzgar alternativas de decisión".
Según Pedro Lafourcade "es una etapa del proceso educativo donde se ponderan los resultados previstos en los objetivos que se hubieran especificado con antelación.
Scriven (1967) integra de lleno la Evaluación en el proceso de enseñanza y aprendizaje tomado en su globalidad, distingue entre evaluación formativa y evaluación sumativa. Este tema ha sido profundizado por Bloom, Hastings y Madaus (1971, 1981) quienes agregan una nueva categoría, la evaluación diagnóstica o inicial. Cabe señalar que estos tres tipos de evaluación no se excluyen, al contrario son complementarios, y cada uno desempeña una función específica en el proceso de enseñanza y aprendizaje

Enfoque cuantitativo y cualitativo

• El enfoque cuantitativo no hace referencia a la realidad del currículum enseñado, sino que, por lo general, parte del currículum prescripto y a partir de él estima la conformidad o no de los resultados a la norma instituida.

• El enfoque cualitativo, por su propia metodología, puede tomar en consideración el currículum efectivamente enseñado, la especificidad de la gestión institucional con relación a la interpretación que se hace de los saberes aprendidos por el alumno y las variables contextuales más amplias en su carácter de condiciones para la enseñanza y el aprendizaje. En esta interpretación compleja de la acción educativa evaluada, el enfoque cualitativo nos conecta más directamente con la realidad institucional, la curricular y la práctica docente reflejada en las estrategias cognitivas de los alumnos cuando producen sus respuestas en las pruebas que se les toman.

Evolución del concepto de evaluación: La evolución comienza a partir de hitos significativos con incidencia directa en la concepción evaluativo sobre los procesos de enseñanza-aprendizaje, con repercusiones indirectas en la práctica de la evaluación..


Tipos de evaluación

• Evaluación Diagnóstica
• Evaluación Formativa
• Evaluación Sumativa

Evaluación Diagnóstica o inicial

Es la determinación de la presencia o ausencia en un alumno de capacidades, habilidades motrices o conocimientos. En ella se recibe también información sobre la motivación del alumno, sus intereses, etc.
La evaluación diagnóstico se realiza al principio de una etapa de aprendizaje, o cuando hay dudas, durante el proceso de que un alumno tiene cualquier tipo de dificultad. Puede realizarse tanto al principio de curso, como al principio de cualquier núcleo temático, o semana, o día. Es conveniente estar en situación continua de diagnosis.
No requiere de calificación.

Evaluación formativa o de proceso
Se caracteriza por no tener calificación, sino una apreciación de la calidad del trabajo académico realizado, pues es la que nos permite determinar en cada segmento o tramo del Curso o Carrera los resultados obtenidos, para realizar los ajustes y adecuaciones necesarias para llegar al éxito, con la excelencia que demanda la sociedad actual en estos tiempos posmodernos.


Evaluación Sumativa o final

Es la que certifica que una etapa determinada del proceso, pequeña o grande, se ha culminado o la que se realiza cuando se deben tomar decisiones en caso de competencia entre varias personas: puestos limitados, oposiciones, etc.
Se produce al final de una etapa, día, semana, mes o curso escolar, o al comienzo de una situación en la que hay plazas limitadas.


BIBLIOGRAFÍA

• Stuffebeam, D.; Shinkfield, A."Evaluación Sistemática (guía teórica y práctica) Temas de educación. Editorial Paidós. Barcelona 1993.
• Lafourcade, P. "Evaluación de los aprendizajes”. Editorial Kapelusz .Bs.As.1992
• Extractado de Coll, C.; Palacios. J y Marchesi, A. "Desarrollo psicológico y de educación II " cap. 22. Editorial Alianza. Madrid 1993.
• Ruíz de Pinto, Laura. "Evaluación y Autoevaluación”. Revista de Postgrado de la VI Cátedra de Clínica Médica de la Facultad de Medicina de la U.N.N.N.E. 1997
• Jiménez Jiménez, Bonifacio. “Evaluación de programas, centros y profesores”. Editorial Síntesis, S.A.